Reseña de las ‘Catas de Arte’ en las provincias.es

EL ARTE TAMBIÉN SE COME

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Miércoles, 18 diciembre 2013, 17:08 0  

De nuevo, de paseo por el País de la Gastrosofía. Y de nuevo, en busca de iniciativas que sirvan para hacer grande la gastronomía. En este caso, el superagente Cooking se va a conocer de cerca una iniciativa que es, cuanto menos, original y atractiva. Eso sí, este es el primer paso que da. El embrión de una idea que está llamada a tener mucho éxito. Y sí, SuperCooking estuvo en su puesta de largo. Casi en privado. Como si fuera un preestreno solo para espías VIP.

(Reportaje fotográfico: Jesús Trelis)

Tras esta propuesta hay mucho arte. Nunca mejor dicho. Beto Navarro –chef y asesor del grupo hotelero Puerto de la Luz- con ayuda de Rosa Sebastià –gestora cultural y experta en arte- y el cocinero valenciano Sergio Mohedano – de Cuina al Quadrat, en Roteros 12 (Valencia)– han hecho realidad la iniciativa. Y este fue el resultado. Impresionismo y cocina de la mano con un claro objetivo: Despertar sensaciones y desatar emociones. Rosa Sebastià lo resumía de forma muy concisa: “Catas del arte es un nuevo concepto que fusiona lo mejor del arte con la cocina. ¿Alguna vez os habéis preguntado a qué sabe un Dalí?”.

Beto Navarro. Foto J. T.

Allí, en el restaurante de Sergio, dándote la bienvenida a un mundo en el que el arte está para degustarlo, aparecen un conjunto de esculturas de Alex Galán. Todas bajo un epígrafe: La forja del movimiento. Como queriendo vaticinar que junto a ellas se va a forjar una historia gastronómica llena de pinceladas de sabor. Una bailarina, un torso femenino, un desplante…

  • Una copa de cava y el restaurante pasa a ser tomado por una melancólica obra de Claude Monet. La mejor manera de darnos la bienvenida a ese mundo Impresionista: mucha sutilidad y un sinfín de colores, aromas y armonía. Llega: “Mujer con cesto de flores”. Junto a ella, en la mesa, aparece un cesto de hojaldre con violetas, crema de quesos y frutas. 

El plato te va metiendo en la obra que, explica Rosa, es una de las creaciones que el pintor realizó ya en sus últimos años de vida. Con su hija caminando – casi flotando- entre las flores, como referente de su vida tras perder a su esposa y a su hijo. Y sí, el cesto de hojaldre te atrapa, con las sutilidades de una ensalada diplomática, con una crema de quesos –crema, brie y nata- que le da un toque afrancesado a la composición en la que las flores, en especial la violeta, le otorga el aroma y te empuja hasta lo más profundo del lienzo. 

  • Un vino blanco abre las puertas a la experiencia culinaria tras el aperitivo. Y la historia toma fuerza, como el trazo suelto y enérgico de uno de los grandes referentes de la pintura de todos los tiempos. Vincent van Gogh llega con “Les Vessenots” en Auvers (1890). Una explosión de color, de nuevo, de la última etapa del pintor. A las puertas de su suicidio. Dicen incluso que pudo ser la última obra. Y el plato que la recrea: ensalada tibia de pechuga y queso de cabra con explosión de brotes y aceite de hierbas.

Es un plato donde predomina el colorido, como en el cuadro, pero en el fondo oculta el alma del pintor llena de contradicciones. Cálido a veces, pero al tiempo desconcertante en un amplio abanico de sabores. Los crujientes de los brotes que dan frescor, los ácidos de la vinagreta que te hablan del pintor, la untuosidad y sabor del queso de cabra que daban cuerpo al plato y simulan los brochazos de sus obras… Un buen trabajo de Beto y Sergio. Y un paseo por Auvres

  • Con los sabores de la ensalada tibia danzando por el paladar, llegó “El deshielo de Vétheuil”. De nuevo, una cita con Monet (1881). Una obra impresionante, de estas que te atrapan. Un juego de colores único, un captar el instante que –como la propia Rosa confesó- recuerda la obra de William Turner. Un cuadro que te quiere transmitir la frialdad cálida –aunque parezca contradictorio me parece que es así- de un deshielo. Y para acompañar este pedazo de obra: Un tartar de salmón anisado con estragón, huevas de trucha y eneldo.  Un plato coronado con un crujiente de la propia piel del pescado.

“El salmón es un pez de aguas frías, como lo que se ve en el cuadro; y por eso lo hemos elegido para esta composición”, explica Beto Navarro. Y es cierto, una frialdad y una intensidad que se deja sentir en el plato con las explosiones de las huevas de trucha, el sabor continuado del anís, la presencia del marinado…. Todo permanece. Como la obra de Monet.

  • Apareció entonces, en mitad de ese plato que era un juego de sabores y tonalidades, un magret de pato excepcional. De ejecución perfecta. Acompañado por un abanico de texturas, aromas y colores: cálidos, pardos, otoñales… La salsa de cítricos, la crema de calabaza, el cacao en polvo… Era como el cuadro de Edgar Degás que se iba a recrear. “La sombrerería” (1882). Un Degás extraordinario que conjugaba perfecto con el plato principal de la cena. El momento culminante de la experiencia que iba a abrir las puertas a las apreciaciones, al debate, a jugar con el arte como parte de la gastronomía.
  • La tertulia, como te decía, se desbordó. Una conversación fluida y basada en pinceladas sueltas iba a ir dando forma a un entretenimiento dialéctico en el que la gastronomía y el arte forman parte de un todo. Nos pusimos entonces ante el espejo. Sí, como la última obra que íbamos a degustar esa noche. “El espejo de vestir” de Berthe Morisot (1876). Y allí, junto a la sensual protagonista del cuadro, en medio de ese juego de sutilidades, casi vaporoso, llegó la copa de fresas, con espuma de coco, arroz garapiñado y curry.  “Dulce, suave, sensual…”, destacó el chef. Tenía la sensación de estar degustando algo que está hecho para ser devorado mientras admiras la obra de Berthe. Un plato para tener fijo en la carta de Cuina al Quadrat.
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La obra de Morisot.

La Factura

Y esta fue, a grandes trazos, la experiencia del superagente Cooking en una Cata de Arte. El inicio, sin duda, de un proyecto que, a medida que vaya madurando, promete dar unos frutos maravillosos. Gracias por la invitación, en este caso, tal como suena: invitación. Y ahora, a esperar cómo va evolucionando. La idea que tienen Beto y Rosa es consolidar el menú y llegar a ofrecerlo a grupos como actividad cultural. Mejor dicho, gastrocultural. De hecho, ya trabajan con varias propuestas en Barcelona y Madrid. De momento, de entrada, si te apetece, seguro que alguno de estos grandes platos los puedes saborear en Cuina al Quadrat. Y si quieres asistir al evento, contacta con Beto. Este es su portal web: catasdearte.es.

Rosa Sebastià. Foto J. T.

Sergio y Beto. Foto J. T.

Pronto más. En ello trabajamos. Aquí no nos quitarmos el delantal para nada. Superagente Cooking  al ataque  ?