La máxima de un buen maridaje es la búsqueda de nuevas sensaciones que conjugan el plato elegido como el vino que le acompañará.
El maridaje no es una ciencia exacta, cada cual puede combinar su plato preferido con su vino favorito, pero sí podemos armonizar los elementos que componen los alimentos y el vino en función de su sabor y textura. La idea principal es encontrar la combinación adecuada para la comida agradable y placentera.
Empezaremos por las carnes dividiendolas en dos grupos:
Carnes rojas : Amplia es el abanico de este tipo de carnes, vacuno, toro, caballo, etc. Según se indica el período de maduración, y está disponible a partir de los 15 días empieza a desarrollar su sabor,se va haciendo más tierna. Es cuando se cocina el momento que nuestras papilas gustativas pueden apreciar las cuatro sensaciones básicas. Salado, dulce, amargo y ácido. El tipo de vino que se adecuaría a los platos de estas características será un monovarietal de uva Garnacha o Syrah .
Carnes Blancas: Entre las que se consideran carnes blancas están el conejo, el pollo, el cordero, el cerdo, el pescado y la ternera. Este tipo de platos son generalmente de un sabor suave Los vinos de uva blanca Chardonnay o un tinto joven para la carne y los de uva Sauvignon Blanc para los derechos de las personas buenas opciones.
Pescados: En este apartado Se incluyen los pescados de sabores más fuertes como atún o salmón, para los cuales optaremos por vinos también con fuerza como un blanco con crianza en barrica o un Tinto Joven, también con barrica. Mientras que el pescado es más suave como lubina o dorada, serian vinos de uva Albariño o Godello.
Asados y guisos: Para este tipo de platos con marcados e intensos sabores. Su grasa se concentra más y por tanto es recomendable un vimo tinto con crianza en lbarrica de uvas de Tempranillo (Cencibel o Tinta del País), o el asado o el guiso acompañado de sabores más intensos, especias o ajos, los vinos de uva Pinot Noir maridarían bien
Platón asiáticos: Por su gran variedad de ingredientes utilizados y au amplia escala de sabores, es difícil buscar un maridaje adecuado. Para los platos más dulces es recomendable acompañar con los vinos blancos frutales de cierto dulzor, variedades como albariño, Gewurztraminer o Malvasia complementarán los sabores. Por otro lado, para los platos con más carga agridulce, curry o picante, optaríamos por vinos con acidez que «limpien» nuestras papilas gustativas. Vinos espumosos o blancos con crianza realizarán la función y nos ayudarán a disfrutar el maridaje.
Postres: Como colofón de una buena comida es imposible obviar el postre. Por norma general, este último plato es dulce, y no hay otra manera, su maridaje son los vinos dulces, la variedad por excelencia es Pedro Ximenez. Si de postre tenemos Frutas Naturales, entonces un Cava con alto contenido en azúcar para facilitará su manejo, ya que el gas carbónico es conductor del sabor.